A
todos nos gusta ser felices, claro que sí. Pero hay momentos y etapas en la
vida en los que NO se puede ser feliz, y el que diga lo contrario se engaña a
sí mismo. Es imposible ser feliz durante toda la vida, os pongáis como os
pongáis. ¿Y a que no sabéis qué? De la misma forma que tenéis derecho a ser
felices, también tenéis el derecho a no serlo. Tenéis derecho a estar tristes.
A llorar como si no hubiera un mañana. A abrazaros a vuestro peluche favorito con la esperanza de que os
consuele. A destrozaros las manos dándole golpes a un árbol, si es lo que
necesitáis en ese momento. Admiro, y hasta en ciertos momentos envidio a las
personas que son capaces de lucir una preciosa sonrisa en la cara estén como
estén por dentro, pero mira por dónde yo no nací así. A mí me marcaron las musas
del drama, y si me pasa algo se me nota enseguida porque mi cara es como un
libro abierto, o eso me comentan por ahí.
Si
hay algo que no soporto es que me insistan en que tengo que ser feliz cuando no
me siento con motivos para serlo. ¿Por qué tengo que pintarme una sonrisa en la
cara si no me apetece sonreír, vamos a ver? ¿Para ocultar lo que siento porque
de lo contrario busco llamar la atención, como me dijeron en cierta ocasión?
Venga ya, por favor. Mi malestar no es un cartel de neón diciendo hey, estoy
mal, pregúntame a ver qué me pasa. Es cómo me siento por dentro. Me puedes preguntar, sí, pero si solo eres un cotilla que lo que quiere es morbo y chismorreo te mandaré a freír espárragos. Si realmente eres mi amig@ sabes que tarde o temprano te lo contaré y por eso respetarás el cuándo y el cómo quiera hacerlo, porque en eso consiste, entre otras cosas, la verdadera amistad. Si se me nota en la cara que estoy mal, como he dicho antes, es porque no puedo esconderlo. Ni puedo ni quiero, porque estoy en mi derecho a estar mal. ¿O es que una ya no puede salir a la calle sin ponerse una máscara con la que contentar a todo el personal?
Por
mucho que desees la felicidad, si sientes que no puedes ser feliz nadie debería
insistir en ello. Evidentemente quienes te quieren van a preocuparse por ti, e incluso
te van a ladrar por estar todo el día con una cara que ni en las tragedias
griegas, pero una vez más insisto en que la tristeza debería ser un estado de ánimo que se
aceptara tal y como se acepta la felicidad. Porque ser feliz, lectores de mi
corazón, no es como cambiar el estado del WhatsApp. No puedes decidir cuándo
y cómo serlo, ni con quién, ni si añadir o no emoticonos para que resulte más
cuqui.
Me molesta, y no sabéis hasta qué punto, que se
piense que una persona que muestra sus sentimientos es débil. Topicazo que se
aplica más a los hombres que a las mujeres, pero hablo por ambos géneros al
decir que mostrar tu malestar no te hace más débil. Más vulnerable puede, pero más débil nunca.
No deberías avergonzarte de lo que sientes. Más bien al contrario. El hecho de que puedas sentir un dolor como ese es tu mayor fortaleza. Ese dolor significa que eres un ser humano.
Harry Potter y la Orden del Fénix
No hay comentarios:
Publicar un comentario